miércoles, febrero 13, 2013

Espero curarme de ti



Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad. 

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
Que se han pronunciado sobre la tierra y
Se les puede prender fuego.

Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras de amor
Están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral
Y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero
Cuando digo: "qué calor hace", "dame agua",
"¿Sabes manejar?", "se hizo de noche"
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,
Te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero").

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:
Guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana
Para entender las cosas. Porque esto es muy parecido
A estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines



Me he pasado la tarde entre libros y fogones. Pero sólo pensaba en bailar.
Y encontrarnos en los mismos bares con la barriga encandilada y en los labios una esperanza.

martes, enero 22, 2013

Perseverancia




Ya a penas escribo. Ya no. Ya nunca. Y pasa la vida,las circunstancias, el facebook, los teléfonos, todos los correos. Pasa el tiempo como un tornado, y una crisis fuera y dentro. Y siempre las palabras, siempre palabras para el aislamiento, la descongestión. Sin embargo sigo igual,continúo concatenando espacios entre lo que soy y lo que me gustaría ser. Ha pasado todo y nada al mismo tiempo. Y no se olvida el ejercicio solitario, la misma búsqueda para ser encontrada. Las incógnitas se perpetúan, las respuestas van cambiando. Tip tap.



Foto: Broken Manual, Alec Soth

martes, febrero 21, 2012

Luce





El interruptor que enciende el paraíso es un silencio cargado de promesas.
Pero yo siempre he creído que el amor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, el más injusto.
A mí me brotan sílabas, todas esas que siempre dices que no quieres, que son sólo palabras, y que sin embargo escribo a escondidas y guardo en tus bolsillos, sólo para que te tropieces con mis insistencias. Testa di toro.
No obstante, sé bien que ya no importa lo alejados que estén nuestros pies de la orilla, te llevo pegada a los huesos. Es nuestro Macondo.


A te - Jovanotti



Imagen: Hayv Kahraman.

martes, julio 12, 2011

Io e te qui





Cómo es de extraña la vida últimamente.
Leía a Magris esta mañana, a penas un breve artículo, Cittá di cartoline.
Y me embobé.
Qué dificil me parecería ahora describirlo. Simplemente fue allanando el camino que me lleva siempre al gesto anhelado, a ese paisaje impersonal de la memoria que lo transforma todo en incógnitas.

Aún ahora no alcanzo a entender qué ha pasado, por qué resquicio de piel se colaron las esencias de esta mezcla de culturas en las que he vivido sumergida durante unos cuantos meses y de los que no consigo desprenderme.
No sé si podría, si querría.

Pero apareciste ,de repente, y me salvaste del abismo de interrogantes para afirmar escuetamente: Io e Te, qui.

Así, vivir con tu ausencia me semeja una existencia recorrida y recuperada constantemente, lejana y cercana a la vez, amable y dolorosa, dulce y amarga.
Nadie te ha dado tantos besos, nadie me ha abierto tantas ventanas.




Vivere, Vasco Rossi


Foto: Eva Rubinstein

lunes, octubre 04, 2010

Tarde de lluvia






Me puse a leer porque llueve, porque ha dejado de dolerme la cara y porque a veces pienso que a lo mejor se me pega algo de esa gente estupenda que cuenta historias y nos hace reír o llorar.
Luego se me ocurrió que hace tiempo que no escribo en lo virtual. Vuelvo a pintar, a la libreta y al borrón con tinta china. Supongo que son temporadas. En ocasiones olvidas que tus muñecas están diseñadas para danzar sobre el papel y sólo ves una pantalla con mil colores y un abismo de exhibicionismo silencioso. Lo táctil tiene un plus de intimidad, quizás por eso me gusta tanto. A lo mejor es que en realidad soy una clásica de tres pares.

No puedo dormir. Un poco por el viento que ronronea tras la ventana y un poco por antojo.
Me he pasado la tarde, desde que P. se fue, enroscada sobre el aire mágico del tic tac del reloj. A veces me cuesta creer lo que ocurre a mi alrededor.
A P. lo conocí hace poco, de forma casual. Es un chico guapo, lo sabe pero no se aprovecha demasiado. Me cae bien, aunque crea en eso que dice Roth de la belleza les hace invisibles. Tampoco es que importe demasiado, yo nuca he tenido suerte con los guapos, soy más de gente normal.

Iba a ser un día como otro cualquiera, quizás peor por lo de mi oído (y esta es otra historia), pero el azar llamó a mi puerta y todo giró tan rápido que no supe dónde me había metido hasta que todo pasó.

Quedamos para tomar unas cervezas. Era un poco tarde pero fuimos a recoger a J. por su casa. Es una chica estupenda, siempre está alegre y siempre mete la pata, combinación que la hace adorable.
Nos emborrachamos antes de cenar y la lluvia nos ayudó un poco a meternos en casa hartos de viento y caminatas.
Comimos con ganas y nos reímos con el pasado reciente y las migas de pan.

P. me besó en la cocina,fue uno de esos besos alcohólicos, tan largos, tan ricos. Me sorprendí a mí misma preguntando si se quedaría a prepararme el desayuno. Aceptó, a pesar del horterismo de mi espontaneidad.
Despertamos ya de tarde, enmarañados y sonrientes. El desayuno se convirtió en una comida rápida y hambrienta. Por supuesto cumplió su promesa.
Se fue como llegó, sin querer, por azar, tras una buena charla alrededor de una mesa.

No se volverá a repetir y está bien así. Las infidelidades son para otros.

Pero supongo, que como ahora, con la lluvia de fondo, pienso que hacía tiempo que no me dejaba llevar por la sorpresa. Es como bailar sobre el papel, sólo que los colores son de carne y hueso.

Harlem, Someday Soon

martes, agosto 10, 2010

Tesoros



A veces me llegan regalos...

En esta noche de otoño
estoy lleno de tus palabras,
palabras eternas como el tiempo,
como la materia,
palabras que acarician como la mano,
resplandecientes como las estrellas.
De tu cabeza,
de tu carne,
de tu corazón,
llegaron tus palabras a mi
tus palabras cargadas de ti
tus palabras... madre
tus palabras... amor
tus palabras... amiga.
Eran tristes, amargas,
eran alegres, llenas de esperanza
eran valientes, heroicas,
tus palabras...
eran hombres.


Nazim Hikmet

Lesley Duncan: Love song

Foto: Rodney Smith

domingo, agosto 01, 2010

martes, junio 08, 2010

Movimientos de ánimo



Que las relaciones se acaban, caducan, se apagan, es una certeza que debemos sobrellevar con la mejor de nuestras caras.
Confieso que en ocasiones yo tuerzo el gesto, aún cuando mis propias resoluciones son las que nos arrastran. Cambiar, a veces, es complicado.

Hoy soy una pequeña isla.
No estoy triste sólo enfadada. Me impulsa la rabia. Dentro, calladamente.
Porque reconozco la mueca, el guiño condescendiente, la crítica lejana.
La tutela silenciosa que juzga y se distancia. De mí, de lo que fuimos, de lo que pudimos ser.
Ojalá tuviera agallas para negarlo todo, romper el pacto con mi conciencia y dedicarte mis más sinceras palabras.
Sin saberlo, me fui cuando ya nos habíamos perdido.

A partir de ahora tendré que prometerme que evitaré recordar que importo, que importas. Porque entonces nada de lo pasado hubiera permanecido intacto, fiel,cercano.
La ingenuidad, eso no ha cambiado.

jueves, abril 15, 2010

Culpable





Nos pasamos la tarde entre música moderna y cine alternativo. Afectados por el virus de Napoleon Dynamite.
Así que mi regalo se extravió entre cigarrillo y cigarrillo.

Abrí el paquete en cuanto llegué a casa.
Reiteré mi agradecimiento. Y luego mentí. No debería hacer estas cosas.

Realmente quedan personas tiernas, de esas que guardan una extraña inocencia en un rincón poco visible y que tan sólo aparece por el mundo, por el mío, dosificado hasta la exasperación.
Los chicos duros son de otra pasta, a la que nunca podré acostumbrarme.




Lienzo: Naydu Certa, Chest

lunes, abril 12, 2010

Mujer con cajones





Dicen que cuando eres feliz te dedicas más a la vida que a sus pedazos.

Yo ya no escribo.

El moleskine está cerrado por obras desde enero, perdido en el fondo de uno de mis bolsos preferidos, compartiendo forro con las virutas de viejos cigarrillos, tampax, clinex, lápices y demás fauna de los bolsos femeninos.

Me dedico a la vida, no sé si soy feliz, y lo que es seguro es que ya no escribo a pesar de mis pedazos.

Todavía no alcanzo a ver qué ocurre.Me despisto fácilmente si pasas tus manos entre mis rizos.

Resisto un tanto a la deriva, sin demasiadas ansias por etiquetar cada espacio.
No soy esa superficie compartimentada, lo sé, siempre me he inclinado más por los interiores invariablemente anarquicos y un tanto abigarrados.
Pero me preocupan mis metáforas, las personas que viven en ellas, esta extraña calma.

Odio vivir entre tu perdurar y mi entretenimiento.


Lienzo: Virgen autosodomizada, Salvador Dalí

jueves, marzo 18, 2010

Catorce grados





A veces estoy fuera.

Quizás no entienda el juego.
A lo mejor sólo quiera ser el árbitro.

Anoche se nos encasquilló la misma canción.
Me quedé dormida justo al borde de la almohada y no pude quitarte de mi cabeza.

Estabas dentro.



Great expectation, Elbow




Imagen: Manuel Franquelo

martes, febrero 16, 2010

Juegos





No podía dormir y me puse a unir pedazos. Pequeñas fotos de carnet, una junto a otra,una junto a otra, hasta completar un mapa.
No sé si estamos todos, a veces me olvido de los nombres y confundo las caras y los lugares en que debo colocarlos. Acabo preguntándole a C. si se acuerda de tal o cual cosa. Es mi memoria, mi Pepito Grillo, mi abrazo, mi batería particular.

Siempre me han gustado los puzzles.
Cuando era pequeña mi madre me llevaba a una pequeña librería del centro, demasiado pija para una familia de barrio, y que sin embargo adorábamos. El emblema era un conejo desgarbado y delgaducho que abrazaba una pieza de rompecabezas.
Casi todos los libros de mi infancia llevan ese sello marcado en el envés de cualquier página.

A veces pienso que soy como aquella pequeña marca. Abrazada incesantemente a mi recorte de cartón piedra.
Me he hecho mayor ,o al menos han pasado los años, y el jeroglífico sigue intacto. Voy encajando las piezas pero la imagen continúa emborronándose, un cielo azul aquí, una mirada allá...

Me pregunto si algún día traspasaré el juego, de portadora a acertijo.





Fotografía: Lluvia, Chema Madoz