jueves, septiembre 24, 2009

Sonrisas por amuletos

























Estoy entre dos puños que golpean . Acorralada en este rincón evacuado, estático, son las once , las doce, y no sé qué hacer con esta torpeza. Hace días que te sigo y no encuentro el lugar donde ubicarnos, quizás porque esta ha sido la despedida definitiva.

¿Quién sobrevive al mar? Se preguntaba Sabines. Todo es mar.

De pronto descubrimos que el tiempo no borra las palabras, nuestros pasos. Y me alegra observarte mientras la felicidad se asoma a tus labios. Hacía demasiado tiempo que no bailábamos , nos emborrachábamos con vino barato y brindábamos al sol vespertino como si fuera nuestra última noche.
Sé que las bodas nos ponen tristes, y que siempre acabamos contando las mismas batallas como viejos compañeros de contienda. Pero ha merecido la pena.
Reír en el reencuentro , tropezar en la despedida y saber que lo que hay es lo más amado de los dos.








Ilustración: Anne Martel

2 Mordiscos:

Anónimo dijo...

Sabía que tendrías algo que contar.
Me gusta verte. Me gusta tu risa.
F. dice que eres más encantadora de lo que había imaginado.
Gracias por una noche estupenda, mi gordita.

Roberto dijo...

nadie le sobrevive al mar, a la belleza tampoco...

me acuno en tus palabras...