Desperté rozando el mediodía, extrañamente temprano para lo que es habitual en mis carnes noctámbulas y funambulescas. Pero no me importó demasiado.
Mi nuevo cuarto tiene la mala costumbre de revolverme las neuronas a golpe de sol, quizás por mi falta de rutina persianera. Pero en realidad tampoco importa.
Lo verdaderamente importante, al menos para mí, es que me hago vieja.
Ahora ya no duermo como una piedra, por eso y la ventana abierta, y a pesar de mi convencimiento de ensoñación, la realidad me gritaba la conversación telefónica entre un desconocido padre y su hijo Ramón, que desde mi lecho se intuía como mamón:
- Mamón, tas despiertu?
- Ya ye hora de levantase, eh mamonín?
- Tamos tu madre y yo esperando.
Comprenderéis que la risa floja acabara de lanzarme como un resorte en brazos del reconstituyente de turno en estos casos.
Me he divertido mucho esta noche, será por eso que estoy tan contenta.
Ilustración: Carmen Segovia
sábado, marzo 29, 2008
Saltos
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7 Mordiscos:
tu despertar no hay sido precisamente muy idílico, pero me alegro que te lo tomes con humor.
yo es que soy muy poco de estar en horizontal, las sabanas me pican. Así que seguro me levantaría antes que Mamón y su padre.
un beso tomatita.
¿Mamón, tas despiertu? ajajjaa, no puedo evitar reirme un poco de esa jerga cojonudica.
Buena onda.
Un saludo.
yo leí la conversación con Mamón justa antes de dar clase y en clase me dio la risa tonta.
Querida Neleb...tus alumnos van a pensar que eres una raruca!!!..eso, o que tienes colegas con demasiadas fricadas.
Un abrazo enorme.
Fue una gran noche. Ramón no será el de los papanoeles king size ¿no?
Jajaja...Pues no lo sé,querido Buzo, la verdad, no me atreví a mirar por la ventana, aunque estuve tentada.
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