Pasos de baile

He repetido la misma carta hasta convertirnos en un tango a tres, los folios, mis palabras y tu voz.
Será que todavía conservo la cara de domingo , y que el madrugón ha noqueado la chispa adecuada para convocarte.

A lo mejor estamos danzando ahora, sin darnos cuenta, retorciendo palabras y brazos a ritmo de bandoneón, tú en tu mundo y yo en el mío.

Creo que existe ese realismo mágico de piel y miradas que se palpan sin nombrarlas y que regresan silenciosas cuando se sucede el humo al abrigo del hogar.
A mí estas cosas no me dejan dormir, por eso escucho el latido de tu recuerdo hasta parecer más real, más de verdad.

Repaso ,entre visillos, los pasos de baile que debería subrayar como si fuera una coreografía bien ensayada e insisto mentalmente hasta confirmar que el engranaje de abrazos y pausas se acompasan con la armonía suficiente para que las horas nos vuelvan a reunir.

Me colgaría de un arnés a tu cintura si el abismo no fuera un fantoche con los ojos tapados.

Me pregunto por qué la vida nos pone callejones con espinas.
Por qué aquello que ahora palpita puede apagarse en la distancia de un mal gesto o un pisotón repetido sin gracia.

Bailar es un deporte de riesgo, como la vida misma, como las misivas a golpe de sal y de lluvia.


Malevaje. La última curda


Cuadro: René Magritte