Hemingway dijo una vez que París es una fiesta que nos sigue.
Supongo que hay instantes que nos acompañan vayamos donde vayamos para el resto de nuestras vidas. Son como esos licores que se acuestan en el fondo de la conciencia, yacen dentro de nuestro cuerpo y se avivan en la memoria.
Quienquiera que se acerque a este laberinto de migraciones, brebajes y cavilaciones terminará abriendo las puertas que casi siempre permanecen cerradas.
Un día fuimos juntos. Llovía sin parar. Sentada en la sombra abrí el cuaderno y guardé entre sus hojas una rama del camino.
Ahora estoy allí de nuevo, plaza de mi tristeza.
Y ya sólo restan los silencios en la piedra enamorada.
Discover Calexico!
Foto: Bogdan Zwir
6 Mordiscos:
ya sé que no viene al caso, pero me recuerda muchísimo a mi último post (la noche). vivan los laberintos. un abrazo. :)
cuantas veces no me he visto en esos laverintos...hay vida, hay amorrr...
PD: tenés un gusto exquisito musical, cada canción la disfruto al máximo.
Besos!!
joder, leo despues de publicar el coment y veo que mi ortografía y mala redacción hoy están a pedir de boca...
va pero no lo cambio...je!!
muaaa..
No me gusta dejar un comentario que sólo diga "me gustó" sino que con lo que diga, pues, esté diciendo que es así... pero me gustó.
DELICADA, ACARICIANDOME CON LA TRISTEZA necesaria que destilan tus palabras...
Al llegar a tu huerto, me pongo a recordar...despiértame cuando amanezca, tendrás que regar tu huerto, plantar nuevas flores y no quiero molestarte, pero mientras tanto me quedo por aqui a soñar...
Dentro de poco me dejaré envolver en uno de esos laberintos. Espero no perderme en él.
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