La casualidad lo quiso

No te olvides de los besos un día. De los besos alados que a tu boca llegaron..O algo así decía Aleixandre y que ,como una boba, yo repetía cuando la casualidad nos reunió.

Es posible que nos hayamos quedado con el discurso , la risa y el abrazo de reecuentro.
Pero ahora que hemos dejado de ser el pan de cada día y los versos con amor de las postales,me pregunto qué parte de vida hemos dejado en el camino y cúal nos corresponde ,en este instante, cuando llegamos tarde a cualquier sitio y el azar nos revuelve la paz y los sentidos en un rincón apartado del acero de las aulas, los latidos de la urbe.

Quisiera acertar, decir que sobre este polvillo de azúcar en el que danzamos, la vida podría ofrecernos una palabra que estalla, esa voz tentadora que no fue más que el eco de una conquista.

Y aquí, al borde de esta luz de poniente, sólo puedo sonreir y reconocer que en estos laberintos vitales la luz hubiera sido más ténue sin tu latido.





Imagen: Norman Rockwell