Pigmalión

A veces me pregunto por qué te hablo como si existieses o más sencillo aún, como si tu presencia fuese evidencia o amparo.
¿Quién te habla? ¿Cómo has de ser si es que aún existes?

Como Pigmalión vivo en la creencia: algún día alcanzarás la orilla desangelada de este destino, de las mismas calles que ya pisamos, y quizás las palabras no valgan su peso y simplemente caigamos embriagados sobre la barra de aquel bar que tanto recorrimos y nos envuelva el jazz, aquella luz rojiza de película de gansters.

Tú y yo lo sabemos. Eran las seis menos cuarto de la tarde y esto no hacía más que comenzar. – Dale Max.





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