“ Platón llama al amor celestial el deseo inenarrable, lo que nos mueve a reconocer la hermosura divina. El ver un cuerpo hermoso excita el deseo ardiente de la hermosura divina , y por tanto, los inspirados están arrebatados a un estado de locura divina. “
Rudolf Wittkower
Melancholicus llamaban en el renacimiento a aquellos todopoderosos artistas que hacían revivir la belleza a través de sus obras, cubiertos de un halo de tersa locura, nacidos bajo el auspicio de Saturno.
Un mes de quiescencia agota irremediablemente y me pregunto qué planeta me socorre, me favorecerá ahora que suelo retirar mis manos de este fino hilo que enhebra mis horas.
El callado trazo de una tarde de abril me devuelve al presente que me asiste.
Y defiendo los minutos con las sílabas que todavía ocupan mi salón, que dejan un rastro de vainilla y madera.
Quisiera emborronar el tedio, barrer la tinta de este papel humedecido, pero no hay respuestas para las humaredas, sólo un recinto en el que evadirse y continuar.
La NüBe
sábado, abril 28, 2007
El cielo de Saturno
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3 Mordiscos:
Sí que te llueve pegamento, sí..., pero de los ojos.
Has probado en hacerte un pañuelo con el hilo de tus horas para decirle adios a la tristeza? Te lo recomiendo :)
Un beso grande.
A ver si publicamos más a menudo, querida.
Tus palabras son siempre necesarias.
Un besazo
me interesa todo lo que escribes, pero en este caso tus palabras me estimulan más de lo normal. Siempre he sido un escéptico de la búsqueda de la belleza. De hecho, arte y belleza han llegado a ser casi sinónimos, pero yo creo que lo monstruoso es el verdadero substrato de la naturaleza humana y que, por tanto, la fealdad es una musa potentísima.
Las personas perseguimos lo bello porque nos basta con girar los ojos hacia dentro para contemplar un estercolero en todo su esplendor. Si embargo, en ese estercolero está nuestra alma.
Besos, bella
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