He tenido que escaparme justo cuando nadie miraba.
Llego a casa cargada de cordero a la estaca y pellizcos en los carrillos.
El puente ha llegado a su fin. Dicen que mañana volverá la lluvia y siento que ya me apetece salir a la calle vestida para una guerra, sentir el dulce tacto de la lana y los gorros para las ventiscas.
Parece que a pesar de los años nada haya cambiado. Mi familia sigue siendo ese gran corrillo de cotilleos y murmuraciones.
Llegaba tarde al restaurante, todos parecían ansiosos por meterle mano a los entremeses.
La madrugada de sábado se había alargado de manera impropia y la resaca me impedía la diligencia apropiada para todo un día festivo entre tíos, primos, abuelos, bebidas y conversaciones. Me entró el pánico y no pude hacer otra cosa que tropezar con las esquinas y poner poca decisión a la hora de escoger el atuendo adecuado.
Sabía que vería mi entrada triunfal como un paseíllo ante la Santa Inquisición.
Entre los aperitivos, el vino salva-neuronas y los saludos de rigor, fueron colándose pequeños comentarios sobre qué fue de aquel muchacho guapo y educado que hace un año me acompañaba y que hacía las delicias de mi tía abuela María, que es algo así como la señorita Rotenmeyer a la asturiana y la conciencia atávica de los zapicos. Por aquel entonces había dejado de ser la rezagada-recelosa de la casa para convertirme en una mujer hecha y derecha por el mero hecho de entrar a las fiestas colgada del brazo de un muchacho.
Así que sin más, precipitada y atropelladamente, he bajado en el escalafón para convertirme ,de nuevo, en la pequeña solterona con sobrepeso y demasiado desparpajo que perpetúa su vida enredada entre libros y arte , una expectativa demasiado escasa para mis calificaciones y posibilidades, como siempre han repetido.
Definitivamente, es de una tristeza indescriptible vivir bajo el dedo acusador de las perspectivas ajenas, y ,como poco, fatiga la obligada contestación ,entre dientes, al interrogatorio sobre una vida, la mía, que en teoría no es de dominio público.
En el fondo, y en la superficie también, no es que las disquisiciones familiares sobre mi persona perturben mis cimientos o convencimientos ideológicos, a pesar de que sea tan poco acogedor explayar mi vida personal a los cuatro vientos y que cualquiera se permita juzgar mis comportamientos....Pero, lo cierto, es que ya tengo suficiente con mis propias flagelaciones, con divagar sobre mis errores o escapadas, sobre la toma de responsabilidades...Sobrevivir con la certeza de que la vida amorosa se ha marchado por el sumidero, que ya no estás aquí, que se duerme peor cuando no te abrazo, que ya no hay desayuno en la mesa y que solamente el café sólo baña mis legañas a las siete de la mañana.
Por supuesto, en los atardeceres como hoy, cuando el bajón del noctámbulo me atrapa y llevo a las espaldas un puñado de miradas escrutadoras, soledades y parejas bobaliconas, véase mi prima Mónica con una nuez por cerebro y su “hombre” hipermusculado con camiseta-condón azul celeste, me pregunto dónde he dejado los días azules y cuando volverán.
La NüBe
domingo, octubre 15, 2006
Domingo familiar
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6 Mordiscos:
Yo soy antireuniones familiares. No pq me sienta juzgado o me hagan preguntas, sino pq sólo veo a seres lejanos que son totalmente diferentes a mi.
Que esos Domingos no puedan contigo, que no te recuerden lo que tuviste y que ahora no tienes, transforma ese domingo en un viernes de teatro.
Chica, no sé, que les den!
Un beso.
No seas mala... si en el fondo la sangre tira mucho.
Un saludo.
felices lluvias!!
(se nos vienen encima, que le vamos a hacer...)
va el abrazo
P.D.: la selección musical, simplemente espectacular
"hombre" hipermusculado!! camiseta-condón!!!!
jajajaj
Si no fuera porque te habría encontrado antes, hubiera jurado por todo lo que has expuesto que, o formamos parte de la misma familia, o la tuya y la mía se intercambian manuales de cómo conseguir amargarnos la existencia en tres sencillos pasos.
Yo hace tiempo que huyo de esas encerronas en las que sé que haga lo que haga, diga lo diga, me llevaré más de un reproche que me hará poner esa mueca que aborrezco y que me permite encajar sus derechazos con una sonrisa.
No, definitivamente no es lo mío, y entiendo que estés todavía sobreponiéndote a sus demoledores efectos. Cuando no logro escaquearme de alguna, tardo días en recuperarme ;)
Un abrazo enorme
Todos diremos o habríamos dicho entonces que no te dejs amilanar, que tú tienes que vivir por y para ti, y esas cosas ... pero todos acusamos el golpe en esas situaciones ... no sirve de consuelo, es mal de muchos consuelo de tontos, ya tal vez si sirva o sea suficiente con saber que se te comprende, que es lo único que puede hacerse en estos casos (amén de cargarse a tu familia con un kalasnikoff y no creo que eso te agrade ;))
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