Siempre me he negado a creer que las bondades pueden desaperecer.
A lo largo de mi vida me han dejado huella muchas miradas y abrazos, y guardo de todos ellos un sabroso recuerdo, quizás una hermosa y saludable adoración.
Demasiados detalles y salvaguardas me han librado de las rutinas.
Pero como casi siempre, hay una primera vez para las desilusiones, para el destierro, la desesperanza.
Ojala tu recuerdo desaparezca de mi vida.
No es rencor sólo silencio, paz para el espíritu.
La NuBë
martes, marzo 28, 2006
Ojala
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