Aquiles y Patroclos. Adrianos y Antinoos. Alejandros Magnos y Hefestiones. Heracles e Hylas.
Hoy, esta tarde tan de lluvia, no tengo imágenes, sólo palabras.
La compañía trágica de historias lejanas, de amores y llantos que son tan míos como ajenos.
Miguel Angel escribía a su Tomasso, como un dandy perdido entre tinieblas de pasión y silencio, y me pregunto si todos gozaremos algún día de la simbólica caricia del desaparecido, si más allá de nuestras fronteras encontraremos la paz para el guerrero que nos late en el pecho.
"Librado de mí, si me disuelve el fuego,
que dentro me es como un juego oculto,
ardo y me apago y aún puedo vivir mucho.
Entonces, si vivo hecho humo y polvo eterno
bien seré, si me endurezco al fuego.
Pues quien me golpea no es hierro sino oro"
La NuBë
lunes, marzo 27, 2006
Leyendas
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