domingo, marzo 29, 2009

La botella vacía se parece a mi alma







Solícito el silencio se desliza por la mesa
nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso.
No beberé ya más hasta tan tarde:
otra vez soy el tiempo que me queda.

Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo
y hay un chorro de música hedionda
dilatando las burbujas del vidrio.
Tan distante como mi juventud, pernocta
entre los muebles el amorfo, el tenaz
y oxidado material del deseo.

Qué aviso más penúltimo amagando
en las puertas, los grifos, las cortinas.
Qué terror de repente de los timbres.
La botella vacía se parece a mi alma.


De José Manuel Caballero Bonald.



Llueve y llego demasiado tarde para el paraíso.
La habitación se llena de espejos y me observo con cara de niña hambrienta.
No sé en qué me convierte la noche, ahora que perdimos las horas y sólo nos llaman los versos y licores.





Fotografia: Daido Moriyama

3 Mordiscos:

Roberto dijo...

Paré de leer para buscar un poco de poesía. La encontré, me siento mejor.Vuelvo a mi libro de Céline, "Viaje al fin de la noche"...

feliz noche para ti...

Iván dijo...

Llegué bien pero sigo en recuperación.Me lías, me lías, me lías,y luego no hay quien pare.
Me ha sentado muy mal verte, jajaja, pero me lo he pasado muy bien.
Por las botellas vacías, salud!

tomatita dijo...

- Roberto, me alegra que hayas encontrado un ratito de paz y de poesía.
El placer es mio.Un abrazo.

- Iván, guapetón, tú sólo VUELVE!!!
Recuerda: "Carmiña, que me vuelvo"...pues eso.
Besos, rey de la noche. Y salud.