Supongo que fue la música del azar.
Esa melodía que se atrevía a tirarme de los carrillos hasta abrir aquella caja de Pandora que dejé enterrada entre libros viejos.
Aparecieron, entonces, revueltas y empolvadas las botellas de champagne de un invierno gris.
Me dormí durante siete años, como la Blanca Nieves del cuento, y desperté de golpe.
El martes, pasada la media noche, volví a echar de menos las cartas a diario en mi buzón.
Me esforcé por mantenerme en pie cuando tropecé.
La NüBe
domingo, octubre 07, 2007
El corazón es una célula revolucionaria
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3 Mordiscos:
Siete años son muchos.
Qué no has hecho en ese tiempo?
Mmmm, montones de historias me quedan por hacer, por probar, por vivir y recorrer.
Es sólo que creía que los años ayudan a encontrar respuestas...pero no hago otra cosa que sumar preguntas.
Qué cosas, querido Pedro!!
Gracias, como siempre.
La música del azar puede sonar en cualquier momento..., sólo hay que estar atento para no perdérsela.
Oye, al menos no caíste :)
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