Confieso que si adoro la navidad es tan sólo porque recuperamos la buena costumbre de reunir a todos los amigos, esa familia que decides elegir y que - y aquí si diré gracias a dios- no nos viene impuesta de serie.
Adoro la Navidad porque estamos de vacaciones, comemos platos riquísimos esmeradamente preparados y de paso siempre cae algún regalito que de no ser de esta forma jamás me habría comprado por capricho.
Todo lo demás, misas variadas, villancicos, petazos en los bares, belenes, etc, lo tiraría directamente a la basura.
Desde hace ya un buen puñado de años, mis queridos padres, hacen las maletas y vienen a mi casa a pasar estas fechas, otro detalle que les agradeceré eternamente.
El caso es que mi padre es el aficionada más exultante y apasionado por la decoración que he visto en un hombre de su edad, y a pesar de las férreas negativas de mi hermano Pablo y la mía propia, él no ceja en su empeño por disfrazar nuestra casa con toda clase de luces y muñequitos en verde y rojo brillante.
Me temo que cualquier día saldré a la calle vestida a lo Rudolf, el reno, a causa de estos excesos.
Evidentemente, y por convicción personal, nos negamos a colocar un abietáceo de metro y medio o cualquier detalle de tipo religioso que pueda provocarnos urticaria, desmantelando ,de paso, las ilusiones tradicionalistas de mi progenitor.
Con todo, y a pesar de los escollos, la osadía parental llega al extremo de situar el belén y el pino con bolas de colores en el portal, por supuesto mis vecinos adoran a mi padre por su espíritu navideño.
Así, y a pesar de mis reticencias, todos los días y a todas horas me encuentro de morros con un bigardo rodeado de luces y angelotes.
Pero este año, la comidilla vecinal, no está en el halago o la crítica del tamaño, colocación y detalle en la imaginería navideña, sino en cómo algún desalmado arrasó con el trabajo y la parafernalia de mi querido padre , al robar el árbol de navidad, colocado en el portal, el propio día de Nochebuena.
Yo no he parado de reír desde entonces..nos hemos quedado sin árbol!!! El drama nacional se ha apoderado de la parte más anciana de la comunidad, algo así como una mezcla entre la ira y el desconsuelo.
Lo curioso de todo esto es que la noche de autos, salí de casa alrededor de las tres de la mañana para celebrarlo con la otra parte de la familia, mis amigos, y de regreso, cierto es que observé, bastante mal para qué negarlo, un sospechoso rastro de algo rojo, que probablemente fueran las bolas del árbol y algo parecido al musgo ,sobre la acera ,desde bastante antes de llegar a casa, aunque confieso que nada de esto me sorprendió, ni siquiera su absoluta ausencia.
Ahora, ya después de la primera impresión, no puedo dejar de pensar en el tipo que se le ocurrió arrasar con un enorme árbol de navidad y llevárselo del brazo, como si fuera una novia a la que sacar a bailar.
Felices Fiestas.
La NüBe
jueves, diciembre 28, 2006
El misterioso caso del árbol de navidad.
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3 Mordiscos:
Es curioso pq yo pensaba que la gente que tiene espíritu navideño de alguna manera lo "heredaba"..., pero, claro, uno puede llegar a odiarlo precisamente por la misma razón. En mi casa somos muy escuetos, la verdad.
Qué valor tiene el robaabetos! jjajaja
Pásalo bien y disfruta de tus amigos, a mí es lo que me gusta de la Navidad, aunque intento disfrutar de ellos todo el año.., si se puede.
Un besote.
Seguro que se lo llevó para replantarlo. Digo yo. Hay gente pa tó.
Te haces la dura, pero estás superancantada con tus padres.
M´alegro.
Besos.
Cualquier excusa es buena para poder compartir un momento o hacer un regalo. Yo de lo que más disfruto en Navidad es de los días en que me voy a Madrid con mi segunda familia y disfruto de la compañía de amigos a los que no veo tanto como me gustaría.
Con suerte, y como sugiere Pedro(glup), igual es algún salvador de árboles que está haciendo un huerto a base del secuestro de árboles navideños.
Quizá no y recibáis en breve una nota de rescate ;)
Sea como sea ¡¡FELICES FIESTAS!!
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