viernes, abril 14, 2006

Tantas ranas



Algunas películas me hacen llorar. Sólo cuando las veo a solas, cuando no me acompaña el ruido de palomitas y susurros, sólo cuando me enfrento a un mundo nuevo que me arroja a la cara mi esperanza o mis fracasos.

Esta noche he llorado con un drama romántico, con damas decimonónicas y caballeros galantes. He pasado el rato pensando que ojalá terminara bien, como en los cuentos de hadas, y que al menos la protagonista encontrara un príncipe entre tantas ranas...

He llorado, aunque mañana me critique por ello, porque a pesar de todo, una historia ñoña con final feliz me devuelve la esperanza de que esos pequeños milagros sucedan de vez en cuando.
Que a pesar de mis ranas, mis silencios, mis agotadoras sesiones de pan y paciencia, a pesar de los besos con sal, todas las caricias, un día suceda que ya no tenga que luchar más, que el amor se convierta en una plácida balsa, que mis manos se llenen constantemente de calor y certezas.

Todos queremos la paz, o al menos disipar la niebla que a menudo nos abraza y por ello vivo fervientemente aferrada a mis pequeños sueños, a mis convicciones, mis afectos, mis pasiones...y a veces, mientras camino, sólo deseo encontrar un mundo que me diga , bajito, al oído, que puede ser posible.

Y sin más, con mis lágrimas ya serenas, regresaré a mi mundo, a mi hermosa ranita de ojos saltones y voz gruesa que llena mis realidades de sonrisas y anhelos, también de inquietud y contiendas.

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